Hace once años iniciamos una
labor de servicio y guía a través de la energía de los ángeles, seres de luz y
maestros ascendidos. Compartimos un sin número de experiencias, recibimos mucha
información, guía e instrucción, dones, claridades y sobre todo sabiduría que
nos ha ayudado a desarrollar la consciencia y asumirnos en nuestro proceso de aprendizaje
en este plano tierra. Disponiéndonos y responsabilizándonos de nuestras
creaciones, proyecciones y comprendiendo que todo lo que vivimos y
experimentamos es perfecto así como llega.
Alcanzamos profundas claridades
que nos han permitido ver a cada ser humano como un maestro que nos invita a
sanar, comprender e integrar aspectos en nosotros mismos; aprendiendo a no
culpar, a dejar de juzgar y sobre todo aceptar todo tal cual es, para luego
abrirnos a aprender de eso que se nos revela en cada instante de la vida.
Aprendimos a aceptar y valorar la
diferencia, a hablar con amor y verdad y saliendo del ideal de creer que todos
los seres tenemos que ser iguales, logrando así liberar la agresión que eso
genera, el caos y la violencia.
Aprendimos que cada uno de
nosotros tiene un potencial sanador innato y que juntos con nuestras diferencias
uno a uno vamos uniendo las piezas del rompecabezas para alcanzar claridades.
Aprendimos un sin número de cosas, donde no es suficiente la palabra, ni las
letras para poder expresarlo pero sobre todo aprendimos que lo importante no es
la meta, sino el disfrute, las experiencias y regalos que se dan en el camino,
que finalmente no hay meta, porque luego de escalar una montaña y llegar a la
cima, comprendemos que hay miles de montañas más por escalar, miles de
aventuras más por realizar y miles de experiencias para seguir disfrutando,
aprendiendo y despertar la consciencia.
Ananda la medicina del amor está
en la cima de una de tantas montañas que va a escalar y por eso desea compartir
con ustedes este cierre del ciclo, por eso les contamos que solo atenderemos en
consulta hasta el 13 de mayo del año 2016.
Gracias a todos, pacientes,
amigos, familiares y acompañantes de estos procesos, gracias por confiar, por
abrir sus corazones para recibir amor, gracias por la sanación luz e
información que cada uno representó para nosotros, gracias por sanar y sanarme
a mí también, gracias por la presencia y la ausencia, gracias por ser cada uno
de ustedes y por crecer juntos, madurar juntos y ser parte de esta familia que
cree que el amor es la base de toda transformación.
Están siempre en mi corazón, en
mis oraciones pidiendo que el amor continúe creciendo en cada uno; y así no nos
encontremos más en consulta sé que hay un ser multidimensional más allá de lo
material que nos permite estar unidos desde el corazón, desde la esencia del
ser durante el tiempo que así deseemos.
Los amo profundamente y solo me
queda decirles que bendigo cada instante compartido con cada uno.
Decreto amor divino en todo mi
mundo y me comprometo a decretar amor en cada situación y experiencia de la vida.
Ese será mi legado para la madre
tierra, la humanidad y el universo según corresponda.
NAMASTE
Natalia Garzón Ruiz
Anahata malach
kalahab